BABYLON (2022)
Dirección: Damien Chazelle
“Babylon” es un film elefantiásico, no solamente por la aparición del paquidermo, que protagoniza las primeras tomas, sino porque el director y guionista Damien Chazelle pasa revista, en su última película, a la historia de Hollywood desde los años 20 a los 30. El monumental proyecto abarca casi todos los géneros cinematográficos, comedia, musical, drama, thriller y horror, a lo largo de 189 minutos. El premiado creador de “Whiplash”, “La La Land” y “First Man”, ofrece una pintura desmesurada de la industria cinematográfica, en el momento clave de la aparición del sonido.
Un buscavidas mexicano, Manny Torres (Diego Calva), acarrea el animal a una orgía en Los Ángeles. El destino lo lleva a conocer a Nellie LaRoy (Margot Robbie), una estrella en ascenso y a Jack Conrad (Brad Pitt), una estrella en descenso. Este triángulo, que no es amoroso, es el eje de la historia. En medio del bullicio, el acting de la cantante de cabaret Lady Fay Zhu (Li Jun Li) y del trompetista Sidney Palmer (Jovan Adepo) me recordaron a Bob Fosse. Una alusión ficticia al escándalo policial del comediante “Fatty” Arbuckle, pone en pantalla el libertinaje de Hollywood al final de su etapa silente. Entonces, el elefante vuelve a escena como mecanismo de distracción, en un pase de comedia, de trasfondo dramático.
El contraste llega cuando se ven las pocilgas donde viven estos personajes que pretenden hacer futuro en los estudios de cine. Todos, salvo Jack Conrad, que como otros popes del medio, vive en una mansión y conecta con la simpatía de Manny, que finge ser español, para evitar la intolerancia antimexicana, comenzando así su carrera en el cine, mientras mantiene un silencioso amor hacia Nelly.
El guion de Chazelle se convierte en una sucesión de eventos desafortunados en los sets de filmación en exteriores, para utilizar la luz natural, alternando con los excesos de las fiestas, todo con un ritmo frenético. La secuencia del diálogo de la periodista de chimentos Elinor St. John (Jean Smart) con Jack, acerca de la fugacidad de la fama, en respuesta a la melancolía existencial del actor, es uno de los mejores, al momento de describir emociones.
“Babylon” se siente como una disertación de lenguaje cinematográfico con extraordinarios recursos técnicos. El diseño de producción, la fotografía (Linus Sandgren) y la edición (Tom Cross) ensamblan con excepcionales actuaciones, quizás más disfrutable para los cinéfilos, por los datos históricos y leyendas urbanas que recrea.
Vemos a Brad Pitt, con bigote finito y voz suave, al estilo John Gilbert, como aquel actor de la época muda que como tantos otros, al hacer la transición al sonido, fracasaron. La bella Nelly LaRoy de Margot Robbie es explosiva y versátil. Jovan Adepo como el trompetista negro, que siente el desprecio racista, al tiempo que el muy blanco Al Jolson triunfa en "The Jazz Singer".
La extraordinaria partitura de Justin Hurwitz define un ritmo inolvidable para toda la película.
Y finalmente, pienso que a Damien Chazelle se le escapó la magia que enlace las partes del todo, de lo que podría haber sido su obra maestra.
Género: Comedia/Drama. Duración 189 minutos. Estreno en cartelera.
Hebe Girardo
24/01/2023
www.estudiocine.com
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