HISTORIA DE UN MATRIMONIO (Marriage Story) 2019
Dirección: Noah Baumbach
Nominada recientemente como una de las cinco mejores películas del año, para la próxima entrega de los Globos de Oro, “Historia de un Matrimonio” es una comedia dramática acerca del intrincado tema del divorcio.
La crisis matrimonial de Charlie (Adam Driver), un talentoso director teatral, con Nicole (Scarlett Johansson) ha llegado a un punto que no tiene retorno. Viven en Nueva York con su hijo de ocho años Henry (Azhy Robertson). Nicole, una madre cariñosa pero algo insegura, se siente invadida por el hastío de vivir y trabajar como actriz bajo el ala de Charlie, imperturbable y meticuloso, que no quiere o no puede concederle su deseo de vivir en Los Ángeles, donde residen su madre y su hermana Cassie (Merritt Wever). Una oportunidad laboral para actuar en una serie, situación que ella misma define como un salvavidas, la impulsa a abandonar su hogar y a viajar con el niño hasta la casa de Sandra (Julie Hagerty), su madre. Hasta aquí el planteo de los primeros veinte minutos. A continuación, todo el rodaje sigue las alternativas del serpenteante y tortuoso trámite de divorcio y la puja por quedarse en la soleada California o regresar a Nueva York, como desea Charlie.
Demanda de divorcio mediante, toman protagonismo los abogados de las partes. Nora Fanshaw, interpretada por la espléndida Laura Dern, sagaz y seductora, representa a Nicole, y Charlie recurre inicialmente a Jay Marotta
(Ray Liotta), costosísimo e igualmente astuto, quien le advierte la diferencia entre los penalistas “que ven a los malos en su mejor momento” y los representantes legales de divorcios “que ven a los buenos en su peor momento”.
Irremediablemente, la relación de esta pareja se deteriora aún más durante el proceso, donde se ventilan intimidades y reproches mutuos. Aman profundamente a su hijo, pero su espíritu competitivo es más fuerte, y sus expectativas de futuro, irreconciliables.
Scarlett Johansson y Adam Driver logran un ensamble perfecto en todas las escenas, con “acting” musical incluído y momentos hilarantes. Ella despliega todos sus encantos, pero Adam Driver es quien desempeña una calidad interpretativa emotiva y convincente, en un difícil rol, por las diferentes circunstancias que le impone la historia, hasta el final del film, sabiamente captadas por la cámara de Robbie Ryan, en primeros planos e interiores que hablan por sí mismos.
El director y guionista Noah Baumbach, compone este retrato de crisis familiar de manera equilibrada, sin descargar culpas ni prejuicios y con una visión humanista, de una problemática, que sin duda, cambia el curso de la vida de todos sus integrantes, en esta película de ritmo moderado, aunque sostenido. Quizás las palabras puestas en boca del gran Alan Alda, como el segundo abogado de Charlie, sean las que cierren el círculo en el que giran los personajes: “Divorciarse con un hijo, es como un muerto sin cadáver”.
Disponible en Netflix, 136 minutos.
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