SOMOS UNA FAMILIA “Shoplifters”
Japón/2018
Dirección: Hirokazu Kore-eda
El título en inglés de esta película que ha ganado, merecidamente, la Palma de Oro en el Festival de Cannes (2018) significa hurtar o “levantar” en una tienda.
Un hombre y un chico, Osamu y Shota, entran en un mercado y comunicándose sigilosamente, con un lenguaje de señas parecido a un ritual, roban algunos alimentos, que el niño pone en su mochila. Con esta escena abre el film, y detalladamente, el director revela el inicio de la trama, que gira en torno a un grupo heterogéneo de marginales, en el Japón actual. La otra cara de la sociedad japonesa, la de los oprimidos.
Hirokazu Kore-eda, el director japonés de 56 años, también guionista y editor, aspiró a ganar el Oscar como mejor película hablada en idioma no inglés y fue galardonado con el premio Cesar en 2019. Su última película "The Truth" (La Verdad), filmada fuera de Japón, con reparto internacional (Catherine Deneuve, Juliette Binoche y Ethan Hawke) presentada en Cannes este año, no se ha estrenado aún. Todas sus películas merecen especial atención, "Nobody Knows", "Still Walking", "De tal padre, tal hijo", "After the Storm", y están atravesadas por los temas viscerales de la condición humana, como la importancia de los vínculos familiares, el amor filial y la amistad.
El drama en cuestión reúne a seis personajes: la abuela (Hatsue), la pareja (Osamu y Nobuyo), el hijo (Shota) y la nieta (Aki), además de Yuri, una niña muy pequeña que deciden proteger de los abusos de sus progenitores y albergan en el reducido espacio donde habitan, que es propiedad de la abuela. Sobreviven gracias a la pensión de la abuela, a algún trabajo ocasional y al robo. Pero nada es lo que parece ser, hay muchos secretos escondidos. Tampoco lo que es conforma al resto de la sociedad.
Con planos largos, planos secuencia, ritmo lento y perfecto encuadre, la historia se desarrolla a lo largo de 120 minutos, que recuerdan bastante al cine del gran maestro Akira Kurosawa.
Hirokazu Kore-da le da tiempo a la cámara para penetrar en la amplia gama de emociones que despliegan los actores, con dulzura, sensualidad y algo de humor. Vínculos que parecen familiares y no lo son, se cruzan con sentimientos mucho más profundos que los de una familia común.
Los seis actores logran un mágico clima. Lily Franky como Osamu es fantástico y la pequeña Miyu Sasaki como Yuri es deliciosa y se roba la pantalla en la última escena.
En fin, 120 minutos del mejor cine arte de autor para disfrutar. Si te la perdiste en cartelera, no dejes de verla por Netflix!
Estudiocine
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