STELLA, UNA VIDA (Stella, Ein Leben) 2024
Dirección: Kilian Riedhof
El 24° Festival de Cine Alemán exhibe estrenos que habitualmente no llegan al circuito comercial, además de proyectar algunos clásicos de Wim Wenders (“Las Alas del Deseo”) o Michael Haneke (“La Cinta Blanca”).
“Stella, Una Vida” está basada en hechos reales. La historia de Stella Goldschlag se ha contado varias veces. Peter Wyden, antiguo compañero de clase del director del film, Kilian Riedhof, escribió en 1992 un libro de no ficción sobre el caso, titulado “Stella. Una historia real”. El guion, escrito por Riedhof, en colaboración con Jan Braren y Marc Blöbaum, se basa en años de intensa investigación histórica, testimonios contemporáneos y los protocolos del juicio de Stella en Berlín Occidental, en 1957.
La película comienza en Berlín 1940, cuando Stella (Paula Beer) de 18 años, rubia y de ojos azules, canta con su banda de jazz temas de Cole Porter. Con la ilusión de convertirse en una famosa intérprete de Broadway, alienta sueños, que en su realidad serán imposibles de cumplir, por ser judía, a pesar de su aspecto ario y además porque los nazis consideran al jazz como un género pervertido.
Su vida da un vuelco, cuando la vemos, hacia 1943, realizando trabajos forzados con sus padres y otros judíos, en una fábrica de armas. Ante una redada de las SS, Stella y su madre lograron escapar escondiéndose en un sótano. Sin embargo, su esposo, Manfred Kübler (Damian Hardung), un músico de la banda de jazz, fue capturado y asesinado en Auschwitz.
Su prototipo de bella mujer alemana aria, le permite salir de su escondite y en la calle conoce a Rolf Isaaksohn (Jannis Niewöhner), un tahúr codicioso que falsifica pasaportes lucrando con sus pares. Detenida por la Gestapo y torturada sin piedad, Stella hace una suerte de pacto con el diablo, ofreciéndose a identificar a judíos que permanecían semi escondidos en lugares que ella conocía, siempre con la esperanza de salvar a sus padres de las listas de deportación. Esto le permite manejar dinero y ropas elegantes, con las que se paseaba por la calle, cafés o cines, señalando con disimulo a los judíos, que inmediatamente eran interceptados por la Gestapo. Se hablaba del “fantasma rubio” que andaba merodeando, pero nadie sospechaba de ella. Cuando sus padres fueron deportados a Terezin, a pesar de su acuerdo con los nazis, para luego ser asesinados en Auschwitz, ella siguió trabajando como informante, convertida de víctima a victimaria.
La reconstrucción de época es magnífica con todos sus detalles, en las diferentes locaciones del Berlín de los años 40. Las calles, los cafés, el cine o los interiores de los departamentos donde se esconden, iluminados por el director de fotografía Benedict Neuenfels, crean el clima adecuado para cada escena, desde el show inicial de una rutilante Stella, hasta su ancianidad solitaria y consciente de la culpa que ha marcado su vida para siempre, con un final inevitable. La edición de Andrea Mertens sigue la historia ágilmente y de manera lineal, ambientada con el score de Peter Hinderthür.
La performance de Paula Beer es extraordinaria, en un personaje ambivalente, con matices en los que coexisten emociones y sentimientos contrapuestos, marcados por la manipulación que se ejerce sobre ella, su afán de sobrevivir a su entorno, sacando partido de su belleza, a pesar de su inestabilidad y miedos que la impulsan a cometer la peor de las traiciones.
El director Riedhof ha declarado a la prensa especializada, que la película es muy relevante en estos momentos: “Estamos viviendo un ataque masivo a la democracia en todo el mundo y en este país. Las fuerzas de extrema derecha, antisemitas y antidemocráticas aumentan de nuevo en Alemania y Europa. Antes de lo que pensamos, podríamos encontrarnos en una situación como la de Stella Goldschlag”.
Género: Drama. Duración 116 minutos. En cines.
Hebe Girardo
2/10/2024
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