THE POWER OF THE DOG (Australia/2021)
Dirección: Jane Campion
“Deliver my soul from the sword, my darling from the power of the dog”
(Sal. 22:21)
“Libra tú de la espada mi alma, de las garras del perro salva mi vida”
El título de la última película de la directora y guionista neozelandesa, Jane Campion, corresponde a esta cita bíblica, que aparece en pantalla en los últimos minutos del film, por el que ganó el premio a la Mejor Dirección en el Festival de Venecia.
Una vez más, Campion deslumbra con su estética visual, elaborada construcción de personajes y un ritmo pausado, que sin embargo, atrapa al espectador desde las primeras escenas, después de doce años sin filmar un largometraje.
La acción comienza en Montana en 1925, en el rancho de los hermanos Burbank, Phil (Benedict Cumberbatch) y George (Jesse Plemons). Al trasladar el ganado con sus vaqueros, van a comer a la posada de Rose Gordon (Kirsten Dunst), una viuda que vive con su hijo Peter (Kodi Smit-Mc Phee) quien le ayuda a servir la cena. Los dos hermanos son polos opuestos. Phil es ruin, déspota y malintencionado, mientras que George es respetuoso y retraído. Durante la comida Phil atormenta al joven Peter, llamándolo “Nancy Boy”, y encendiendo su cigarro con las flores de papel que el muchacho había hecho para adornar la mesa. Phil cuenta las hazañas de otro personaje en cuestión (Bronco Henry) que no aparece nunca en pantalla, pero que atraviesa toda la historia, basada en la novela homónima de Thomas Savage. El conflicto que abre paso al segundo acto, es cuando George corteja a Rose y decide casarse con ella. El flamante matrimonio, con Peter, se instalan en el rancho Burbank.
Pero la presencia de Phil intimida a Rose de manera permanente. Rose se empequeñece ante el hermano de su esposo, como si fuera el mismo demonio.
Salta a la vista que las cosas empeorarán, pero cualquier dato más de la trama sería spoiler, y prefiero que ustedes los descubran y los disfruten viendo la película, porque el guion así lo amerita.
Filmada en Nueva Zelanda, Campion reconstruye poéticamente el marco geográfico y humano del western del oeste americano, en la frontera con Canadá. La dirección de fotografía de Ari Wegner pone el foco en la polvorienta planicie donde se mueven los personajes, las tropillas de ganado y las montañas lejanas que representan una incógnita para Phil. Cuando le pregunta a Peter qué es lo que ve, el joven le responde: un perro, simbolismo ligado a la cita bíblica antes mencionada.
El reparto es de actores y actrices de larga experiencia. La performance de Benedict Cumberbatch, a pesar de su extrema delgadez y aire británico, exuda perfidia (“no se me acerquen, apesto”), bañándose en lodo y humillando a todos, en un claro alarde de dudosa masculinidad. Jesse Plemons y Kirsten Dunst, como el matrimonio sin pasión, pero con mucha comprensión, sobre todo de parte de él. Notable actuación del joven Kodi Smit-Mc Phee, como Peter, un estudiante de cirugía, tan sigiloso y silencioso que nunca despierta sospecha.
Se vislumbra que J. Campion se ha inspirado o ha rendido homenaje a los grandes del western, como King Vidor (“Duel in the Sun”/1946) o John Ford (“The Man who Shot Liberty Valance”/1962) especialmente en la construcción del rol ambivalente del villano, pero siempre con el toque personal de la directora de “The Piano”.
Género: Western. Duración: 128 minutos. Próximamente en Netflix.
Hebe Girardo
6/10/2021
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